Wim Wenders afirma en el prologo del libro “Ciudades de cine” que una de las razones que le estimuló a dirigir películas fue que cada rodaje le permtía descubrir ciudades. A una de ellas le dedicó su cinta más célebre, “El cielo sobre Berlín”, en un momento en el que la urbe alemana conservaba buena parte de sus cicatrices de guerra. Para Wenders esas huellas son lo que le da sentido a las ciudades y, por extensión, a las historias que cuenta.
Al otro lado de la cámara la vivencia corre a la inversa. Cuando, por fin, pisamos ese escenario en el que hemos luchado contra las mafias asiáticas o nos hemos dejado cegar por los diamantes, la arquitectura urbana se convierte en el catalizador de viejos deseos. Levantamos una ciudad nueva sobre los cimientos de las historias que hemos visto en la pantalla. Y existe una industria pujante alrededor de esta experiencia dentro y fuera de nuestras fronteras, especialmente después del estreno de “El señor de los anillos”, que colocó Nueva Zelanda en el destino favorito de miles de viajeros.
La Asociacion Española de Cultura y Tradición también propone rutas inspiradas en ficciones cinematográficas. Nuestro país acoge un interesante número de rodajes al año por su clima benigno. Uno de los últimos ha sido “The Tourist”, con Ewan McGregor y Hugh Jackman en localizaciones como el Círculo de Bellas Artes, la Plaza Mayor o la nueva sede del Cervantes de Madrid. Cada vez más autonomías comprenden el valor añadido que el cine reporta a su geografía, es el caso de Galicia, o de Andalucía y su propuesta para amantes del western. El fenómeno cuenta también con su aspecto académico: en la Universidad de Valencia se convocan con carácter regular unas jornadas dedicadas a “Cine, Imaginario y Turismo”, donde expertos del séptimo arte, socíólogos, filósofos y geógrafos debaten sobre el maridaje entre la pantalla y la maleta.
“Ciudades de cine” puede entenderse como una particular guía de viaje. Sus autoras, Claudia Hellman y Claudine Weber-Hof -que publicaron anteriormente “Paisajes de cine”-, desglosan cada metrópoli visitada en mapa, localizaciones cinematográficas y reales, fotogramas de las películas y anécdotas sobre las producciones y los rodajes. Es una manera distinta de sumergirse en la vida de una gran urbe: a través de las ficciones que ha inspirado. Pero si la crisis no nos permite recorrer el mundo, tenemos las opción de traer todo ese universo inventado al interior de cuatro paredes. Es lo que oferta el hotel temático Dormirdcine, cuyas habitaciones están dedicadas a un mito de la gran pantalla.
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